¿Qué compone nuestro rumbo personal?
Pues la palabra rumbo indica movimiento, camino. Y nuestro rumbo/camino está compuesto de aquello que queremos, que nos motiva, que nos lleva al lugar o destino donde queremos estar. Es una mezcla de tener un objetivo + saber con qué contamos para llegar a él + saber con quienes vamos + ir superando etapas y aprendizajes. El rumbo además puede tener un componente de velocidad, disfrute y reconocimiento de logros o superación de obstáculos. Es la herramienta para que nuestra visión se haga realidad.
¿Cómo se ve afectado cuando estamos en un momento de crisis existencial?
Yo más que crisis existencial, diría que es una pérdida de propósito. Tu rumbo se puede ver desviado o frenado cuando te surgen las dudas sobre ti mismo (autoestima), sobre los resultados (productividad), sobre lo que mereces (expectativas), sobre cómo vas a ser visto si no lo logras, por el miedo en general. Ese rumbo se queda como “tocado” y entonces todo lo de fuera domina lo de dentro – nuestra autodeterminación, nuestra confianza, nuestros logros ya conseguidos no se ponen en valor… Pero el antídoto para volver a continuar nuestro camino sería tomar conciencia de que esas valoraciones las estamos haciendo desde fuera, desde lo que otros pueden juzgar, desde incluso pensamientos que nosotros mismos hacemos más grandes (y encima les damos credibilidad antes de que ocurran…). Un rumbo se puede cambiar para llegar a destino. Imagina un taxi al que le das una dirección y de repente encuentra un atasco, ¿no le dirías que fuera por otro sitio? Disfrutar del camino es una de las cosas más importantes, incluso cuando entramos en esa pérdida de propósito. Hay un dicho que a mi me encanta y dice que si estás cansado, descansas pero no te rindes. Y si lo necesitas, busca ayuda externa para que esos ruidos de tu cabeza que quizás sean infundados, dejen de limitarte y atormentarte. Yo creo que si no sabes donde vas, al menos puedes sospechar lo que no quieres… y eso ya es un rumbo.
¿Qué entendemos por un proceso de cambio personal?
Me encanta. Proceso = es algo que no es de hoy para mañana, supone un ejercicio y una constancia en pasos y avances. Requiere voluntad y resultados diferentes. Para cambiar hay que hacer cosas diferentes y eso muchas veces supone soltar (¿te suena el desapego?) y cuestionarse tus creencias o forma de ver la vida.
Un cambio personal es la forma en la que ejecutamos un plan de acción para lograr resultados diferentes a los que tendríamos si ese plan no lo implementamos. Por ejemplo: “quiero dejar de tener esa sensación de que no fui suficiente para él/ella (después de una ruptura de pareja)” -> ¿Qué sensación quieres tener? ¿Qué puede ayudarte a ello? ¿Qué vas a empezar a hacer diferente? ¿Qué te parece si haces una autobiografía con tus logros?…
¿Qué factores suelen influir en este proceso?
En un proceso de cambio personal lo determinante es tener objetivos y escucharnos, ¿somos felices con ellos?, ¿los disfrutamos?. ¿Qué nos gustaría incorporar? Requiere cuestionarse y moverse. A veces se tiene la sospecha de que algo no está bien y eso es lo que nos hace pensar que tenemos que cambiar. La constancia y perseverancia son claves en este proceso y los hábitos también.
Hay momentos en la vida que aceleran esta necesidad de crecimiento o cambio personal: por ejemplo, un cambio laboral, una relación de pareja, una enfermedad, una pérdida de un ser querido, un cambio de residencia.
Lo importante es que todo eso que podemos ver enorme, lo hagamos trocitos y empecemos a revisar qué vamos logrando, cuando nos desviamos, cuando nos tenemos que premiar… Lo que se ve muy grande, es fácil que lo veamos como inalcanzable.
¿Qué edades son las más habituales para replantearnos nuestro rumbo?
Pues la verdad es que el factor edad es algo que yo asocio más a vivencias o entornos que nos han modelado. Por ejemplo, una persona con los 18 cumplidos pero con una vida activa y rica en experiencias seguramente no se plantee su cambio personal hasta que las cosas no sean como ellos/as quieren.
- El cambio a nivel de vida de estudiante a vida de “más adulto” – o el inicio y asentamiento en la universidad, por ejemplo.
- El cambio a nivel de pareja – cuando la rutina se instala en la misma o cuando llegan los hijos.
- El cambio a nivel profesional – cuando terminas etapas a nivel laboral o cambias de trabajo (o te haces emprendedor)
- El cambio por salud – cuando tienes que replantearte cosas porque tienes una salud diferente (ie. Operación de cadera, Covid…). En mujeres es interesante la parte de la entrada en la época de la menopausia.
- El cambio por fin de vida profesional – cuando empiezas a ver el final de tu trayectoria laboral y tienes más tiempo, menos “importancia”…
- ¿Qué reflexiones solemos hacernos?
Solemos tener reflexiones vagas que empiezan como un pequeño ruido.
- ¿De verdad que quiero seguir viviendo esto?
- ¿Qué pasaría si me muevo?
- ¿Qué beneficios tendría? ¿Y qué me lo podría impedir?
- ¿Qué pasa si no sale como quiero?
- ¿Qué tengo que dejar de hacer?
- ¿Dónde voy a encontrar mis recursos de energía cuando esté en ese camino?
- ¿Cómo me veo cuando haya logrado lo que quiero?
Tu Vision Board o Mandala de Objetivos
Un vision board es una técnica bastante frecuente en el mundo ejecutivo donde se establecen objetivos sabiendo fortalezas, vigilantes y zonas de energía. La técnica del «colador» para poder descifrar donde está tu consistencia y qué cosas son las que no te cuestan y te dan energía. Y que todo propósito tiene que tener un plan, para dejar de ser un sueño (me encantaría…) y pasarlo a realidad y vivencia.
- ¿Cómo cambiarlo? (pasos y recomendaciones generales).
- Visualiza tu futuro, dónde querrías estar, con quien, cuando, qué bondades habría… Sueña en grande!
- Establece un reto que sea SMART (específico, medible, alcanzable, realista, tiempo).
- Ese reto se compone de pasos: escríbelos en una hoja de ruta o papel para revisar con frecuencia diaria/semanal/mensual.
- A mi me gusta mucho que ese reto y esos pasos los verbalices (te lo guardas en un audio y te lo pones como mantra) o los pongas en algún lugar visible leyendo varias veces al día.
- En cada tarea que te acerque a ese reto identifica qué quieres hacer, cómo, quienes te acompañan, qué indicador de logro quieres establecer.
- Revisa la hoja de ruta de forma continua y vigila tu motivación, autoengaño y posibles ruidos para que sean como las olas (que van y vienen pero no te estanques).
- Recuerda que para salir de donde estás, lo primero que tienes que hacer es dar el primer paso – entonces ya no serás igual que antes porque ese paso lo llevas 😉
Te dejamos un desplegable para que te sea más sencillo utilizar y crear tu Mandala.
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